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martes, 18 de diciembre de 2018

Mi despedida de Julia Otero.


Querida Julia y perdona por empezar diciéndote querida, pero te sigo teniendo aprecio, a pesar de todo.

El motivo de mi despedida son las consecuencias que en estos momentos estoy teniendo, a este twit tuyo.


lunes, 17 de diciembre de 2018

Reto al Periodismo.


Os reto a que en el próximo 2019, dediquéis una pieza a las víctimas olvidadas.
A las víctimas de la LIVG. Sí, esas que decís que son cuatro. Os reto que demostréis que son cuatro. Pero hablando con ellas. Con los hombres, parejas de esos hombres e hijos que son víctimas de la LIVG.
También hablad con policías, abogados, fiscales y jueces. Eso sí, ofrecedles la posibilidad de hablar anónimamente. Aunque os cueste trabajo creerlo, en este país, si osas criticar la LIVG puedes sufrir consecuencias, tanto laborales como personales.
Os reto a preguntadles por sentencias, como las que se muestran en este post ¿Solo el 0,014% de las denuncias por violencia machista son falsas? Sentencias en las que se ven testimonios de mujeres denunciantes, con apariencia de ser falsos. Pero que ni fiscalía ni el juez de turno, abrieron diligencias por denuncia falsa. Las denunciantes de estos casos, al no abrir diligencias contra ellas, no se sumaron a esa estadística de la que tantas veces habláis.
Os reto a que hagáis PERIODISMO. Os reto a que contéis LA VERDAD, por muy políticamente incorrecta que sea. No puede ser que para proteger a las víctimas de la violencia, de algunos hombres, haya que dejar en la cuneta a las víctimas, de mujeres que no son víctimas de ninguna agresión. Mujeres que se aprovechan de medidas y de fondos que están para proteger a otras mujeres, estas sí, víctimas reales.

Ocultar la existencia de la cifra real de denuncias falsas, os hace cómplices de esas denunciantes. Y os hace cómplices de que esas denunciantes, les roben fondos, que se deberían dedicar a las víctimas reales de violencia.

lunes, 5 de noviembre de 2018

La Carta.

Mi viaje en busca del terror había resultado un éxito. Asistir a sesiones de macumba en Brasil, ceremonias de vudú en Haití, la noche de muertos en México o una sesión de espiritismo en Nueva Orleans habían hecho de mí una persona nueva, un hombre vacunado contra el miedo.
El taxi me trasladó desde el aeropuerto hasta mi domicilio mientras en mi mano acariciaba la cabeza reducida de un guerrero jíbaro que había comprado en Ecuador y sacado ilegalmente del país.
Cuando el vehículo se detiene recorro los últimos metros que me faltan hasta llegar a mi domicilio. Hace frío y una desagradable llovizna incrementa esta sensación. Abro el portal y antes de subir la escalera para acceder a mi  vivienda, me fijo en el buzón que parece contener un sobre.
Encuentro el llavero escondido entre la larga melena de la cabeza reducida que descansa en el bolsillo de mi gabán y selecciono la más pequeña de las llaves. Abro la portezuela metálica y nada más ver el remitente de la misiva, el miedo se apodera de mí.
Con mano temblorosa, con un terror indescriptible, sintiendo como mis piernas flaquean mientras perlas de sudor frío cubren mi frente, guardo la carta certificada de Hacienda, en el bolsillo, junto al llavero. La cabeza del guerrero jíbaro parece sonreírme desde el Más Allá.

sábado, 7 de abril de 2018

Concurso de relatos de ciencia ficción. ZendaLibros.

Aterrizaje.

Mucho tiempo de viaje, mucha la distancia recorrida y muchos intentos infructuosos con héroes sacrificados, para que llegado ese preciso momento la nave espacial Evius, nombre homenaje al primer físico que logró doblegar el espacio tiempo, estuviera a punto de alcanzar su destino.

Un planeta en el que los ordenadores de a bordo, habían constatado la presencia de vida inteligente. El lugar elegido para que las seis patas de la nave se posasen sobre el nuevo mundo parecía seguro. Los veinte tripulantes de la expedición miraban a través de alguno de los múltiples paneles hexagonales delanteros, el suelo que pronto sus pies hollarían.

Un zumbido les anunció que los estabilizadores superiores funcionaban a plena potencia. Fue en un instante cuando las dos antenas frontales, situadas sobre la cabina de mando avisaron del inminente peligro que sobre ellos se cernía. Un objeto  gigante se aproximaba a gran velocidad. El choque fue inevitable, a pesar de un último esfuerzo de la tripulación, que intentó una vana y angustiosa maniobra de huida.

Evius quedó literalmente aplastada contra la mano y la mesa de fornica.

Conclusión: No se deben construir naves espaciales con forma de mosca.